Recientemente recibimos la noticia del colapso de la economía de Islandia, y la caída posterior de su gobierno. He leído artículos de más de un comentarista que describen dichos eventos como el legendario “canario en la mina.” O sea acontecimientos que todavía no se hacen presentes en otros gobiernos alrededor del mundo pero que por ahí va la cosa. Estoy totalmente de acuerdo. Es un diagnóstico excelente. Islandia es un ejemplo claro de lo que otros gobiernos deben evitar en esta época de problemas de crédito, planes de rescates financieros, y reveses económicos en general. En resumen, los gobiernos deben alejarse del sector privado, y dejar tranquila la economía de la gente.Para aclarar lo que ocurrió en Islandia voy a hacer uso de una línea de tiempo de lo que sucedió exactamente en las últimas dos décadas y cómo los islandeses se metieron en este desastre financiero.
Línea de tiempo
2001 Bancos de Islandia se expanden rápidamente tras la desregulación de su mercado financiero doméstico.
2007 El Producto Interno Bruto de Islandia crece a €8.5 mil millones, o $10.8 miles de millones.
1990's – 2008: El gasto del gobierno en programas públicos rebasa el 42 por ciento del PIB ($4.53 mil millones).
Abril, 2008: El sector privado de la banca ha acumulado más del 80 por ciento de la deuda externa.
Septiembre 15, 2008: Lehman Brothers busca protección en Chapter 11 contra sus acreedores.
Septiembre, 2008: La divisa de Islandia, la Króna, pierde más de 35 por ciento de su valor contra el Euro.
--- La inflación pasa del 14 por ciento.
--- Las tasas de interés suben a un 15.5 por ciento para detener la inflación.
--- Las autoridades de Islandia solicitan un préstamo por $2 mil millones de dólares al Fondo Monetario Internacional.
--- Las autoridades de Islandia piden un préstamo de $4 mil millones a cuatro de sus vecinos escandinavos.
Septiembre 29, El gobierno de Islandia nacionaliza al banco Glitnir Bank, con una participación de un 75 por ciento en la moribunda empresa.
--- Las acciones de Glitnir Bank caen estrepitosamente.
--- La Króna empieza a perder valor.
Octubre, Los tres bancos principales en Islandia son investigados y se les encontraron pasivos doce veces mayores al Producto Interno Bruto de Islandia.
Octubre 6, El gobierno de Islandia vincula la Króna al mismo valor que el Euro.
Octubre 7, el Banco Central de Islandia anuncia un valor de divisa para la Króna, a sabiendas que no tiene suficientes fondos para entrar a los mercados internacionales de divisas.
--- La Króna de devalúa estrepitosamente.
--- El banco Landsbanki Bank es nacionalizado.
--- El gobierno de Islandia acuerda otorgar a Kaupthing Bank un préstamo de €500 millones, equivalente a la mitad del PIB de Islandia. Entre los programas de gasto público y el nuevo préstamo, la cantidad total que el gobierno debe ahora constituye un 92 por ciento del PIB del país. Si los pasivos de los dos bancos recientemente nacionalizados se incluyen en el total de la deuda, el gobierno debe ahora 715% de su PIB.
Oct. 8, En programas de televisión británicos se discuten la solvencia económica de Kaupthing Bank. Las autoridades embargan los activos extranjeros de Kaupthing Bank y los transfieren al banco holandés ING.
Islandia entra en pánico sobre su moneda y culpa al Primer Ministro Británico Gordon Brown, y del embargo de los activos del banco Kaupthing Bank.
El Banco Central abandona su intento de vincular la Króna al Euro. Es el período más breve de vinculación en la historia – ocho horas.
Octubre 9, El banco Kaupthing Bank es nacionalizado. Es el banco más grande de Islandia. La deuda del gobierno asciende ahora al 1,315% de su PIB.
La compra-venta de la Króna se viene abajo.
Octubre 10, El Banco Central de Islandia pone restricciones a la compra de divisas extranjeras dentro de su territorio.
Octubre 15, se llevan a cabo subastas temporales de divisas para facilitar el comercio internacional. A mediados de Octubre, las reservas de divisas internacionales de Islandia bajan $289 millones de dólares.
En Noviembre, 2008, la tasa de intercambio real baja a su nivel más bajo en treinta años.
El 3 de Diciembre, la última subasta de divisa extranjera se lleva a cabo.
El 26 de Enero del 2009, el gobierno de Islandia se colapsa.
Este escenario completo se dio como si fuera una escena en cámara lenta de una película de terror. Las autoridades cometieron error tras error en sus intentos por contener lo que no se podía detener.
En este drama, hubo abundancia de errores
Primero, el gobierno de Islandia gastó la increíble cantidad de un 42 por ciento del PIB de su economía, y se los gastó principalmente en infraestructura. Si bien es cierto que tal cantidad de gasto resultará en buenos caminos, puentes y edificios públicos (si es que se lo gastan de manera eficiente), ultimadamente le deja muy poco espacio al gobierno para maniobrar en caso de que salgan imprevistos en su economía. Tras otorgar más de un 40 por ciento de lo que ganan, la gente de Islandia van a sentir más que un piquetito si sus impuestos suben, o su moneda se devalúa repentinamente – o ambos casos. En todo caso, no dejaron espacio en sus cálculos en caso de emergencias.
Segundo, el Banco Central de Islandia, para colmo de males, le dio paridad de uno a uno al valor de su divisa, la Króna, con una divisa externa, el Euro, mientras se encontraba justo en medio de una crisis de divisas. Al principio, esto parecía razonable. El Euro ya se ha establecido, se intercambia y es estable. Pero hacer pruebas debe dejarse para tiempos de prosperidad. Contrario a lo que se piensa comúnmente, en la economía no hay que tomar medidas desesperadas. Cuando la situación se vuelve desesperante, hay que regresar con renovados bríos a la conservación fiscal. Los tiempos de desesperación nos exigen tomar medidas que funcionen sin falta. Para empeorar las cosas, el gobierno entró de lleno al mercado internacional de divisas a sabiendas que no tenía reservas adecuadas en su banco central. Aquí podemos ver una reacción de desesperación. Es claro que el gobierno no tenía respuestas.
Tercero, en el peor de los casos, el gobierno de Islandia nacionalizó los tres bancos privados más grandes del país, a pesar de que era bien sabido que los bancos tenían en su haber pasivos equivalentes a doce veces el PIB de Islandia. Esto es una estupidez ostensiblemente. Si, tú, como individuo, ves que el dinero que tienes se te está devaluando rápidamente; ves que tu situación económica está precaria, y ves que ya debes más de lo que puedes pagar o calcular, lo último que necesitas o quieres es endeudarte más. No es diferente a nivel gobierno. Mezcla todos estos eventos, y el gobierno de Islandia parece que perdió a todos sus líderes de un jalón. Más bien esas autoridades se volvieron los Tres Chiflados. Pero el argumento contra estas acciones va mucho más allá que solamente el ser conservador fiscalmente hablando. Esta historia tiene una moraleja, y es extraordinariamente importante.
Bienvenido a Islandia - Esclavo
Los gobiernos transfieren deudas privadas al público en general todo el tiempo. Estamos haciendo lo mismo aquí en Estados Unidos. Nuestros bancos, nuestras empresas de fondos mutuos, nuestras armadoras automotrices, nuestros bancos hipotecarios, etc. – están chupándose dólares de los contribuyentes a una velocidad espeluznante, y el público está furioso. Y con justa razón. Aunque la mayoría de la gente, me imagino, no llegan a digerir de lleno el por qué este tipo de escenario es tan ofensivo, hay una muy buena razón para enojarse. Tú, el contribuyente, te has convertido en la bestia de carga de los fracasos de otros. Son irresponsables, desorganizados y fracasan pero resultan ganadores al final. Tú eres responsable, conservador y pierdes.
Esto significa que el gobierno ha decidido que tú, como persona responsable, no tienes nada que decidir a la hora de aplicar tu esfuerzo productivo. Tus derechos a tu propio esfuerzo son menos importantes que la percepción de bienestar de otro. Cuando un ser humano no tiene derecho a decidir cómo se va a usar su esfuerzo, se le puede describir como un esclavo. Y la esclavitud, de cualquier tipo, es una aberración. Pero ésta no se detiene allí.
El escenario de esclavitud creada por el gobierno se realiza bajo la consigna de que se están creando empleos, se está previniendo el desastre, y realizan estas actividades de confiscación de tus ingresos “por el bien del pueblo.” No hay nada que esté más lejos de la verdad (si estás en desacuerdo, lee de nuevo la línea de tiempo arriba mencionada). Simplemente están disfrazando el crecimiento de la burocracia y el parasitismo mientras hablan al mismo tiempo del bien que hacen por intervenir en la economía. Te confiscan tu salario, y luego intentan públicamente de justificar sus actos. Lo que es triste es que hay mucha gente inocente en el mundo que todavía les cree.
El bien común no existe – a la fuerza
Lo irónico del asunto es que cuando Islandia o cualquier otro gobierno en circunstancias similares procuran el dinero de la gente, suceden tres cosas invariablemente. Primero, se le pide dinero a los miembros más productivos de la sociedad. Segundo, esos millones se les otorgan a quienes han fallado -- para prevenir su fracaso. Tercero, se crea una burocracia para confiscar y distribuir ese dinero. Finalmente, y más importante, si no hubiera habido intervención en primer lugar, ninguna de estas circunstancias se hubieran presentado.
O sea, no habría necesidad de producir esclavos económicos. Así que bajo pretexto de mejorar las vidas del electorado, han tenido éxito en empeorarles la vida. Le han aumentado la carga que los individuos, que no tuvieron nada que ver con los bancos de Islandia, y ahora resulta que son quienes le deben pagar al gobierno.
Así es cómo Islandia ha creado sus propios problemas. Antes de que los bancos fueran nacionalizados, las deudas enormes que había en los bancos Glitnir, Landsbanki y Kaupthing eran enteramente privadas. Los contribuyentes no le debían nada a los bancos por su rápido crecimiento y su falta de responsabilidad fiscal. El recurso que los clientes de los bancos antes de su nacionalización era la confiscación, lo cual Inglaterra realizó, y demandas legales. Pero todo eso cambia cuando los bancos reciben recursos públicos. Lo que de una manera hubiera sido una corrección normal, aunque dolorosa, del mercado libre, que se limitaba a una industria solamente, ahora se ha convertido en una aflicción nacional que se llega a sentir por la población entera. El argumento a favor de la intervención se centra en que la gente “necesita” a los bancos y el crédito que otorgan, y los trabajos que se perderían en la industria cuando se deja quebrar a esas empresas. Y todo esto es verdad. Sin embargo...
Si un banco en Islandia hubiera fallado, hubiera ahora dos bancos más solventes para recoger las piezas del que fracasó. Si dos fracasan, entonces habría uno bien librado, y más solvente para brindar los productos y servicios al país. Y en caso de que los tres se vinieran abajo, los bancos del extranjero brindarían el crédito necesario. El argumento de ser el “banquero de último recurso” no tiene sentido, puesto que Islandia tiene un banco – El Banco Central de Islandia. Siempre y cuando todas las deudas privadas se mantengan lejos de la ciudadanía, un banco central puede imprimir dinero, manipular tasas de interés, o hacer uso de todas las actividades para que el país entero no sienta el dolor del sector bancario. En una economía de libre mercado que sea de verdad libre para responder a las necesidades de sus clientes, los malos tiempos pasan rápidamente. Donde haya dinero que ganar, HABRA personas que satisfagan las necesidades. Pero esto no sucede en un mercado ultra-regulado. Esos mercados se llevan más tiempo en recuperarse por las restricciones arbitrarias del mercado.
Fue de esta manera que las fuerzas todopoderosas del gobierno de Islandia se convirtieron en un animal extraordinariamente egocéntrico. Se creyeron que eran más listos que el mercado libre. Y el “engreimiento fatal” del que el economista ganador del Nóbel Frederick Von Hayek escribiera hace años se ha consolidado una vez más. Ninguna autoridad de gobierno tiene suficiente información a la mano para manipular con éxito una economía completa. La mejor medida es dejarlo solo. Entre menos regules a una población, mayores son las oportunidades que tienen para que construyan su propia prosperidad.
El gobierno, en este ejemplo, ha sido el problema en vez de la solución. Desafortunadamente para la población de Estados Unidos, la administración actual parece compartir las ideas de los líderes de Islandia – es decir piensan que si logramos manipular la economía lo suficiente, si hacemos un trabajo justo a la hora de redistribuir, entonces podemos controlar a la economía. Así que echa un vistazo.
Si ves a algún canario batallando por respirar, agarra tus dólares, cámbialos por oro, y vete hacia donde viene la luz, antes de que te quedes atorado en la entrada de la mina.
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